Domingos de suplicio chino
Domingos de insatisfacción, desgana, tristeza, depresión y ansiedad.
Dicen que el suplicio chino consiste en dejar caer una gota de agua cada segundo sobre la cabeza de la víctima durante un largo período de tiempo, hasta que esta enloquece o muere.
Ayer el día fue tranquilo, un domingo de abril en el que me he dí permiso para fluir. Un día bonito que me cundió, pero bien.
Ya en la cama recostada, se me vino esta reflexión a la mente: Ana, que diferencia entre los domingos de antes y los de ahora, ¿verdad? Y tanto que sí, me respondí a mí misma con la sonrisa de oreja a oreja.
Y es que, los domingos de antes eran, como te indico al inicio de este post, un verdadero suplicio chino, pero de los de órdago a la grande.
Desde las cinco de la tarde comenzaba la tortura que duraba hasta que me levantaba al día siguiente, diciéndome frases como:
- ¡Menuda mierda! ¡Mañana ya es lunes!
- ¡El fin de semana se ha pasado volando!
- ¡Ya es domingos a la tarde! ¡Pero si no me he enterado!
- ¡El finde no dura nada!
- ¡Mañana ya verás!
Con lo que en vez de disfrutar del domingo lo envenenaba, haciéndolo insoportable, amargándome continuamente y amargando al personal.
Insatisfacción y depresión, acompañadas de una mezcla de nostalgia y tristeza, podrían definir esas tardes domingueras que tantas veces desaproveché. En muchas ocasiones sentía a la pesada ansiedad, me hacía saber que estaba ahí, presente en la sala, apretándome con su opresión de las mandangas.
Por no hablar de las noches, si hay una noche en la que no dormía nada, esa noche era la del domingo al lunes.
Era capaz de repasar mentalmente la agenda de tareas previstas para el lunes, una y otra vez diciéndome: «tengo que hacer esto, tengo que hacer lo otro, que no se me olvide esto, llama a aquel…
Me anticipaba a problemas que tal vez nunca existirían. Mentalmente, me inventaba situaciones complicadas, imaginarias a las cuales les daba una posible solución: por si acaso, no vaya a ser… También, como no, me quejaba todo el rato diciendo para mis adentros «Ya verás!… ¡Me lo veo venir! ¡Si es que vamos!».
¡Era una auténtica locura! ¡Esa gotita en la cabeza!
Me perdía el momento, los instantes presentes, y me dedicaba a desaprovechar los preciosos domingos a la tarde que tanto amo ahora, porque hoy puedo decir que me chiflan, que los disfruto, los saboreo, los vivo intensamente y no me permito ni media pizca decirme algo por el estilo.
«No dejes que te quiten el domingo. Si tu alma no tiene domingo, se convierte en huérfano». Albert Schweitzer
Hoy me doy cuenta de lo mucho que he cambiado y de todas las cosas con las que gozo en mi tiempo libre ¡Alucino con cómo he aprendido a vivir el AHORA y lo importante que es para mí!
Como despacio, escribo, leo, organizo, dibujo, planeo lento, converso animadamente, huelo, siento o lo que se tercie… Además, preparo el lunes con ilusión, con ganas, con energía de la buena, porque sé que, sea como sea, será bueno y perfecto para mí.
Estoy muy contenta porque simplemente ver las cosas desde otro lugar hace que tu vida sea mucho más BoNiTa.
Desecho el suplicio chino, paso olímpicamente de las gotitas en la cabeza que, cayendo lentamente, rozan y hacen daño.
Puedes elegir deleitarte con cada minuto del reloj, cada momento cuenta y suma ¡Diviértete y hazlo que te nazca!
¿Y tú? ¿Gozas de los domingos o también son un suplicio chino para ti?
Mi consejo para ti: Disfruta de cada momento, el tiempo no aprovechado es tiempo perdido.
¡Gracias ∞ por leerme #gentecincoestrellas ⭐⭐⭐⭐⭐!
Con un soplo de Amor 💙
P.D.: Por aquí te dejo el anterior artículo del blog 🙂