No te lo tomes como algo personal
No te lo tomes como algo personal
Es tu decisión que el ataque de un individuo hacia ti dé en el blanco o no.
Es como si alguien te ofreciera un café con muy mala pinta, tendrás la opción de tomártelo o no, si te lo tomas, el ataque habrá cumplido su objetivo.
“Nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.”
Viktor Frankl
En el pasado me he topado con alguna compañera de trabajo, un pelín toca pelotas, mejor dicho, bastante toca pelotas para que engañarte o suavizarlo, (ahora afirmo que han sido mis maestros-verdugos de vida, a todas ellas gracias).
El caso es que, ante el comportamiento de cierta compañera, que tenía por costumbre atacar con desprecios, sobornos, gritos varios e improperios, día sí y día también. He tenido que escuchar por parte de un superior, que no me lo tomara como algo personal, que esa persona era así y que como era así, pues que no pasaba nada, ¡tan normal le parecía!
Sin embargo, todo me parecía surrealista, era como si ese superior defendiera a la susodicha, le diera la razón y, por ende, al resto incluida yo, nos tocaba aguantarnos porque tal persona era «así» y punto.
En aquel momento lo pasé fatal, porque no es tan fácil no tomártelo como algo personal, es decir, te lo tomas como un ataque hacia ti en toda regla y en consecuencia, como atiendes la ofensa (te tomas el café con mala pinta) le abres la puerta y le entregas el control de tu vida, tal y como aparece en la frase del gran Viktor Frankl al inicio de este artículo.
Desconozco si te has visto involucrado en alguna situación parecida, si es así, me gustaría compartirte una técnica que leí en el libro «Defiéndete de los ataques verbales» de Barbara Berckhan.
La autora propone en su libro una técnica de autodefensa que he puesto a prueba y me parece muy útil. Plantea un caso hipotético de alguien que ataca verbalmente con una soez del tipo: «¿Eres tonto o qué te pasa?». Y que tú, convencido de que no eres ningún tonto, no te tomas el café, y te fijas en lo que el provocador revela sobre sí mismo, lo que observas es que el agresor está enfadado, por lo que la respuesta que le ofrecerías a la atacante sería sencilla y poco espectacular y consistiría en ponerle un espejo delante que le delate y le informe objetivamente sobre su estado de ánimo.
Por ejemplo:
- El ataque: «¿Eres tonto o qué te pasa?».
- La respuesta: «¡Ahora sí que estás enfadado!». Punto. Es suficiente.
Poniendo a prueba esta técnica, que a mí me parece muy práctica, de hecho la utilizo más de una vez con muy buenos resultados, ya me dirás que te parece a ti, demuestras que has tomado nota del enfado del atacante y que es su enfado no el tuyo, por lo que no tiene nada que ver contigo, es decir, dejas el enfado en el lugar que se ha originado: en el del agresor.
Resumiendo: |
1. Recibes un ataque |
2. Mantienes la calma |
3. Piensa que el ataque no es hacia ti |
4. Pones atención en el estado de ánimo del contrario |
5. De manera breve y neutral le haces partícipe de su estado |
Te animo a ponerla a prueba, ¿qué te parece?
“Cuando te acostumbres a no tomarte nada personalmente, no necesitarás depositar tu confianza en lo que hagan o digan los demás. Bastará con que confíes en ti mismo para elegir con responsabilidad. Nunca eres responsable de los actos de los demás; solo eres responsable de ti mismo. Cuando comprendas esto, de verdad, y te niegues a tomarte las cosas personalmente, será muy difícil que los comentarios insensibles o los actos negligentes de los demás te hieran”.
Dr. Miguel Ruiz
Mi consejo para ti: Ni una agresión ni un halago recibido te hace mejor o peor persona a ti, sino al otro.
¡Gracias ∞ por leerme #gentecincoestrellas ⭐⭐⭐⭐⭐!
Con un soplo de Amor 💙